Pocas preparaciones son tan representativas de Canadá como la poutine, que fusiona papas fritas con una mezcla de salsa gravy y cuajada de queso. Esta versión lleva la receta tradicional a otro nivel, al añadir langosta y una exquisita salsa de vino blanco.
1 cebolla en rodajas finas
3 dientes de ajo pelados
2 cdas. (30 ml) de aceite vegetal
1 cda. (15 ml) de pasta de tomate
⅛ cdta. (0,5 ml) de pimienta de cayena
½ taza (125 ml) de vino blanco
4 tazas (1 litro) de consomé de langosta
2 cdas. (30 ml) de maicena
1 cda. (15 ml) de agua fría
1 cda. (15 ml) de salsa de pescado
225 g (½ lb) de carne de langosta cocida y picada
750 g (1 2/3 lb) de papas fritas congeladas y cocidas hasta que estén crujientes
200 g (7 oz) de cuajada de queso
1 cebollín cortado en rodajas finas
1. En una olla grande a fuego medio, fríe la cebolla y el ajo con aceite hasta que adquieran un tono ligeramente dorado.
2. Agrega la pasta de tomate y la pimienta de cayena, y cocina por 1 minuto sin dejar de revolver.
3. Desglasa con el vino y deja que se reduzca a la mitad.
4. Agrega el consomé de langosta y calienta hasta que hierva.
5. Cocina a fuego medio durante 30 minutos.
6. Mezcla la maicena con el agua y la salsa de pescado en un bol pequeño.
7. Coloca un colador de malla fina sobre otra olla y cuela la salsa, presionando con firmeza con el dorso de una cuchara para extraer todo el líquido posible.
8. Desecha los vegetales y pon a hervir.
9. Añade la mezcla de maicena y bate para que quede uniforme.
10. Cocina a fuego lento durante 2 minutos. Condimenta al gusto.
11. Incorpora la carne de langosta y cocina durante 2 minutos hasta que esté bien caliente.
12. Divide las papas fritas en cuatro tazones y decora con queso, salsa de langosta y cebollín.
Coloca capas de cuajada de queso y langosta en los tazones para que el último bocado de poutine sea tan exquisito como el primero.