
Aunque se originó como una opción alimentaria duradera para los inuit en el territorio septentrional canadiense de Nunavut, el pan bannock ha conquistado un lugar en las cocinas de todo Canadá. Sencillo pero delicioso, el bannock es el lienzo perfecto para tus mermeladas, cremas para untar o frutos rojos preferidos.
2 ¼ tazas (460 g) de harina
3 cdtas. (15 ml) de polvo para hornear
3 cdas. (45 ml) de aceite
1 taza (250 ml) de agua fría
1. Mezcla la harina, el polvo para hornear y el aceite en un bol, y remueve hasta lograr una mezcla homogénea.
2. Agrega el agua fría y amasa de manera consistente. Forma una bola y cúbrela por 10 minutos.
3. Presiona la masa sobre una sartén de hierro fundido con mango largo y precalentada en el fuego. Cocina durante 15 minutos o hasta que adquiera un tono dorado.
4. Corta en rebanadas mientras aún esté caliente.
También puedes cocer el pan bannock en el horno, a 200 °C (400 °F) de 35 a 45 minutos.